Alcohol

Cada año mueren 3,3 millones de personas en el mundo a causa de su ingesta



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El consumo de alcohol forma parte de la historia de la humanidad. Desgraciadamente, un 70% de jóvenes con edades comprendidas entre los 14 y los 19 años han tomado alguna vez alcohol, y seis de cada diez dicen haberse embriagado al menos una vez. El alcohol etílico se obtiene de la fermentación vegetal de líquidos que contienen azúcares sencillos como la glucosa, la fructosa, o a través de la sacarosa o el almidón. En el proceso de fermentación se desprende gran cantidad de anhídrido carbónico (muy peligroso), produciendo ese burbujeo característico. Así, el vino es el producto que se obtiene de la fermentación alcohólica de las uvas frescas o de los mostos de uva; la cerveza se elabora debido a la fermentación de mostos procedentes de la cocción en agua de granos de cebada germinada (malta), más el lúpulo que le da aroma, y el anhídrido carbónico que forma su espuma. El coñac se obtiene del aguardiente del vino, el whisky de la destilación del mosto fermentado de cereales mezclado con otros productos destilados, etc.



Efectos del alcohol:

La toma de alcohol produce cambios fisiológicos que hay que tener en cuenta

vino
El alcohol que se ingiere, pasa a la sangre según si el sistema digestivo se encuentra más lleno o más vacío. Una vez en la sangre, se distribuye por todo el cuerpo: también en el cerebro. El alcohol afecta, en la mayoría de los casos, más a las mujeres que a los hombres, debido a que éstos tienen una mayor cantidad de agua en su organismo. El hígado es el encargado de eliminar el alcohol ingerido. Es ahí donde se produce un proceso metabólico que lo acaba convirtiendo en anhídrico carbónico. Luego, pasa a la sangre y se expulsa a través de los pulmones, y a través del riñón con la orina. Una persona de 70 kilos elimina como máximo 7 gramos de alcohol en una hora; esto equivaldría a medio vaso de vino. Cuanto más tomemos, más tardará el hígado en ir eliminándolo.

Al ingerir alcohol aumenta la formación de jugos digestivos, sobretodo en el estómago. Esto hace que tengamos más ganas de comer y, en pequeñas dosis, nos ayuda a digerir mejor las grasas y las proteínas. Ahora bien, en mayor cantidad, produce un exceso de ácido clorhídrico que no nos beneficia en absoluto. Sabemos que en pequeñas dosis previene la aparición de la arteriosclerosis, debido a que disminuye la adhesión del colesterol en las paredes de nuestras arterias. Pero si no reducimos las grasas porque ya tomamos un vasito de vino todos los días, aumentamos la posibilidad de infarto de miocardio y de trombosis cerebral. El corazón acelera sus latidos y hace que la sangre circule más deprisa, por eso, los ojos y la cara se enrojecen y se incrementa la sensación de calor que, aunque sea momentánea, al cabo de poco tiempo los vasos sanguíneos de las extremidades se contraen y se quedarán frías. Debido a ello, las personas que duermen en la calle en pleno invierno corren el riesgo de morir congelados si además toman alcohol. Al beber más alcohol, los riñones producen más orina. En los tejidos celulares se produce un efecto de deshidratación, dando lugar a la conocida “resaca”: dolor de cabeza, sed, lengua pastosa... Al tomar pequeñas cantidades de alcohol se estimula la corteza cerebral y notamos una sensación de mejora general. Pero esa sensación es, una vez más, momentánea.



¿Es saludable tomar una copa de vino en las comidas?
acupuntura
El problema radica en que, cuando te gusta algo, sueles tomar cada vez más de ello. Así pues, si una copa de vino es beneficiosa para tu salud, ¿por qué no tomar otra? Luego, hay otro factor que es el estatus social de cada persona. Si se realizan estudios en personas de un nivel social medio-alto que beban vino, veremos que probablemente están más sanas. Ya que también se alimentan mejor y tienen, en conjunto, un nivel de vida más alto. Así pues, la combinación de distintos factores socioeconómicos posiblemente nos dará resultados contrarios cada vez que hagamos un estudio. Entonces, ¿es bueno tomar una copa de vino? Cada vez más creemos que una copa, muy de vez en cuando, puede ser beneficiosa. Pero, si el hábito persiste, seguro que a la larga te perjudicará. Aunque tú no te des cuenta de ello, o sigas creyendo que no pasa nada...



El alcohol en nuestra sociedad:

Un peligro del que no nos damos cuenta...

Tomar alcohol, al igual que fumar, se ha convertido en un acto social que está relacionado con el bienestar. El bombardeo continuo a través del televisor, incidiendo en el mundo del cine o de las series televisivas (observando a jóvenes tomar una copa a la más mínima preocupación), dificulta en gran medida la propia conciencia hacia la bebida y sus efectos. Antes de tomar cualquier alimento, debemos ser conscientes de la capacidad que tendrá nuestro organismo para utilizarlo correctamente. En el caso del alcohol, debes saber que las principales funciones que participan en sus efectos, como la función hepática o la cerebral, no alcanzan su grado óptimo antes de los 18 o 20 años. Es decir, tomar alcohol antes de que los órganos encargados de procesarlo no hayan madurado lo suficiente, implicará graves daños en la salud de cualquier persona.



Patologías que puede ocasionar la toma de alcohol:

El alcohol puede ser la chispa que termine ocasionando un buen incendio...

whisky
En la boca ya empiezan a notarse los efectos del alcohol, quien disminuye la función de las glándulas salivares haciendo que se segregue menos cantidad de saliva. Esto produce sequedad y, por tanto, más ganas de beber. También se destruyen una gran cantidad de microbios beneficiosos que impiden el desarrollo de otros microbios que originan infecciones en las encías o en las amígdalas, produciendo mal olor en el aliento, etc. En el esófago se puede producir una sensación de ardor seguida de vómitos. De hecho, hay más posibilidades de padecer cáncer de esófago cuando la persona consume alcohol, y todavía más aún si también es fumadora. Con el tiempo, el alcohol suele provocar gastritis. Es muy común, cuando se toman grandes cantidades o cuando la constitución de la persona es más débil, levantarse por la mañana con una gastritis aguda: dolor, sensación de pesadez, vómitos, etc. Cuando la gastritis se hace crónica, los alimentos no se digieren bien. La persona tiene más gases y dejan de absorberse algunas sustancias como la vitamina B12, produciendo incluso anemia.

En el intestino también se destruye mucosa, contribuyendo a no absorber bien los nutrientes de los alimentos. Uno de los órganos que se ven más afectados por el consumo excesivo de alcohol es el páncreas, pudiendo afectar considerablemente la vida del paciente. A continuación, el hígado queda afectado y se puede producir la conocida hepatitis alcohólica: ictericia, orina oscura, hinchazón del vientre, dolor, etc. La cirrosis hepática causa también más de un millón de muertos cada año en España. El alcohol debilita al miocardio, latiendo cada vez con menor fuerza. Se producen arritmias, palpitaciones, y la persona se cansa con mucha más facilidad. Al mismo tiempo, la tensión arterial también sufre variaciones. Fijaos: el alcohol destruye parte de los glóbulos rojos, y dificulta la absorción de las vitaminas que son necesarias para formar más eritrocitos (glóbulos rojos). Y, al beber tanto, la persona cada vez come menos. Es decir, aquello que en un principio le ayudaba a comer más debido al aumento de jugos gástricos, ahora le quita el hambre. Por todo ello, uno de los síntomas habituales de las personas que consumen alcohol con normalidad, es la anemia.



Síndrome alcohólico fetal:

Entre 1.000 y 1.500 niños nacen con sicho díndrome

Se trata, en la mayoría de los casos, de madres que han consumido una gran cantidad de alcohol durante su embarazo. Sus efectos son: poco peso, talla reducida, retraso mental, parálisis, malformaciones... Y es importante tener en cuenta que las mujeres jóvenes que toman alcohol asiduamente, también pueden tener hijos con dichos desórdenes aunque se abstengan de beber durante el embarazo. Desgraciadamente, beber alcohol es una costumbre arraigada en muchos jóvenes, ya sea por mimetismo, para ganarse la confianza del grupo, por rebeldía, etc. Y, en muchos casos, los padres ya suelen beber como si fuera algo habitual, transmitiendo esa información a sus hijos.



Tomar café tras una borrachera...
acupuntura
Veréis, la cafeína estimula el sistema nervioso central. Eso provocará que tengamos menos sensación de cansancio pero, no disminuirá los efectos del alcohol en el cerebro. De este modo, si una persona se levanta por la mañana con resaca y se toma un par de cafés, tendrá la sensación de ir despejado y tranquilo, cogerá el coche para ir al trabajo, y no se dará cuenta de que todos sus reflejos están adormecidos, aumentando considerablemente las posibilidades de provocar un terrible accidente. “Yo controlo, estoy perfectamente...”—dicen—, pero debemos diferenciar el cómo te sientes, del cómo estás en realidad.



Últimas consideraciones:

Hay una serie de falsas ideas que es importante desmentir. El alcohol no es un alimento, sino una droga que puede llegar a ser muy adictiva. La idea de que tomar alcohol quita el frío es totalmente errónea. Lo hace inicialmente, pero, tras un corto tiempo, produce el efecto inverso. Son comunes las congelaciones y pulmonías bajo los efectos del alcohol, un ejemplo claro está en los vagabundos que duermen en la calle y beben. Algunas personas creen que el alcohol, tomado en pequeñas cantidades, mejora la circulación sanguínea, eleva la tensión arterial, beneficia al corazón y reduce el dolor en general. No hay estudios científicos que indiquen que estos efectos sean beneficiosos al compararlos con sus efectos negativos. Como todo, hay que sopesar los pros y los contras, y en el caso del alcohol, los contras siguen ganando la batalla. Llegados a este punto, no hace falta mencionar que toda persona que tome medicación debe abstenerse de tomar alcohol, aunque sea en pequeñas cantidades.
Xavier Turell Nebot

Los efectos del alcohol



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