14 / Septiembre / 2021
Los síntomas más habituales cuando hemos somatizado algo suelen ser gastrointestinales (diarrea, estreñimiento, náuseas, vómitos); problemas sexuales (desajustes en la regla, impotencia, desapetito sexual); neurológicos (dolor muscular, sentir un nudo en la garganta); o respiratorios (sensación de ahogo, dolor en el pecho, incluso taquicardias).
Para poder evitar todo esto, es fundamental que sepamos identificar aquellas emociones que más nos afectan (y que no siempre deben ser negativas). Debemos hacer deporte y cuidar nuestra alimentación para permitir que nuestro cuerpo y nuestra mente se mantenga equilibrada. Cuando te invadan los problemas, concéntrate en tu respiración y encuentra soluciones sólo cuando te hayas calmado. Aprende a buscar nuevos puntos de vista y a saber valorarlos (no siempre es todo tal y como tú piensas, y no siempre puedes controlarlo todo). Y, sobre todo, aprende a pedir ayuda cuando la necesites. En consulta, veo muchos problemas de dolor de espalda que provienen de grandes cargas de estrés debidas a problemas psicológicos. Saber escuchar tu cuerpo, te servirá para empezar a escucharte a ti mismo, de ahí la importancia a veces de un buen masaje.