12 / Julio / 2021
«Hay la cigarra, que trabaja poco y vive aprovechándose del trabajo de los demás. Existe aquí el síndrome del avestruz, que son aquellas personas que no quieren ver la realidad y, a la que ven un problema, hacen ver que no existe. Encontramos el trabajador abeja, que llega a un sitio, absorbe todo cuanto puede, y luego se va, Pero también encontramos los escorpiones, que cuando menos te lo esperas te clavan su aguijón. Encontramos también el camaleón, gente que se disfraza en cada momento según las circunstancias y que nunca sabes en realidad de que lado están. Hay trabajadores que se comportan como búhos, que miran, escuchan y callan. Hay trabajadores que tienen la costumbre de pegarse al líder de la empresa como las babosas. Y otros que siguen la táctica de los percebes, es decir, que delante de una tormenta se agarran con fuerza a la roca y no se mueven hasta que todo haya pasado. Algunos hacen como los cuervos, que esperan a que todo se derrumbe para poder recoger las sobras. Y también tenemos al trabajador cotorra, que habla mucho pero no hace nada; o al halcón, que en presencia es muy correcto y hermoso pero que suele esconder sus garras antes de atacar…».
Seguro que has identificado unos cuantos a tu alrededor. Y es que todo el mundo es distinto, todos pensamos y actuamos de formas diferentes y, cuando trabajamos en equipo, debemos valorar siempre el resultado final por encima de lo personal. Es difícil, a veces, trabajar con según quien, pero el mundo nunca ha sido ni será perfecto.